Una nueva y apasionante aventura del comisario más famoso de Italia: Salvo Montalbano. El otoño ha regresado a Vigàta con algunas sorpresas. Mientras Mimì  Augello, el brazo derecho del comisario Montalbano, ha tirado la toalla  y está a punto de casarse, don Salvo aguanta la enésima reprimenda de  Livia por haber estropeado el suéter que le regaló. Pero, como la vida  hay que vivirla, Montalbano ya está de nuevo husmeando en un caso  extraño, tan anómalo como que el cadáver aún no ha aparecido. La  curiosidad irrefrenable del comisario y su innato sentido de la sospecha  lo inducen a investigar la desaparición de un financiero y su ayudante,  que han desvalijado a medio pueblo y alrededores. La incógnita podría  explicarse como una vulgar fuga con el botín sustraído a las numerosas  almas crédulas de la euforia de la bolsa, pero otra bastante más atroz parece imponerse. En cualquier caso, a estos enigmas se aboca Montalbano con esa falta de  prejuicios y esa lógica tan particular que tanta admiración despierta.  En la medida en que su habilidad y su afán de justicia le permitan  llegar hasta la verdad, podrá entonces decirse «que el olor de la noche  había cambiado: era un perfume fresco y ligero, un perfume de hierba tierna, de verbena y albahaca».