Monsieur Andesmas, sesenta y ocho años, compra una casa para su hija Valérie. Quiere construir una terraza que domine sobre la llanura, un pueblo, el Mediterráneo. Espera al contratista, que se ha retrasado. El libro es la relación de acontecimientos que se suceden entre las cuatro y media y la caída del sol, durante toda esta tarde en la que M. Andesmas espera. La Marguerite Duras más auténtica. Una delicia.
«Advertí cómo el libro no imitaba la realidad ni la imaginaba, sino que la creaba» (Antonio Gamoneda , Babelia, 1996).
«La siesta de M. Andesmas es como una feliz provincia del gran imperio de los sentidos, pero de los sentidos más inesperados, más insurrectos» (Enrique Vila-Matas, Babelia, 2010).
«Hay algunas obras maestras como La siesta de M. Andesmas» (Rafael Conte).