La mayoría de los hechos que se cuentan en este libro se concentran entre 1984 y 1988. Y sus protagonistas repiten a menudo, ya sea para recordar a Kortatu o para situar al grupo en su contexto político y social, que en aquellos años "todo iba muy rápido". El punk en el sentido amplio -tal y como se utiliza el término en este texto- es el vehículo perfecto para capturar este tipo de períodos turbulentos. El estado de las cosas es un disco electrizante por donde pasean los fantasmas de la Reconversión industrial, el terrorismo de Estado y los triunfos de la contracultura. A ritmo de punk, ska, hardcore, reggae y dub, la juventud empezó a disfrutar de un enfoque político (y un estilo de vida) muy distinto al de sus padres. Las letras de Kortatu, un relato alternativo de la Transición, fueron la banda sonora de esa red cultural formada por radios libres, centros sociales okupados y boletines de contrainformación. Nada menos que el magma político que mantuvo viva a la izquierda alernativa hasta el estallido del 15M.